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Los cuerpos de aguas se los están robando en Cartagena.

  • Foto del escritor: Revista Caribe
    Revista Caribe
  • 4 mar 2018
  • 4 Min. de lectura

Lo más indignante es que toda esta barbarie de corrupción, se lleva a cabo en la cara de todos los cartageneros

La historia de Cartagena se encuentra estrechamente relacionada a la de sus cuerpos internos de agua, que se encuentra localizados entre la bahía interna, al sur de la Ciénaga de la Virgen, al Norte, y hasta hace pocos años comunicaba entre si estos dos grandes cuerpos de agua que tiene una extensión de 2.240 hectáreas aproximadamente.


La comunicación hidráulica se efectuaba a través de la Ciénaga de las Quintas, el Caño de Bazurto, la Laguna de San Lázaro- Chambacú, la Laguna del Cabrero, Marbella y finalmente el Caño Juan Angola.


Este importante cuerpo de agua era el santuario ecológico de la variedad piscícola más importantes de los ecosistemas internos de la urbe Cartagenera, donde era fácil encontrar: chinos, jureles, sábalos, robalos, mojarras, lebranches, meros, tortugas y hasta camarones, que servían de sustento y alimento a los foráneos y Cartageneros que se deleitaban con la mágica pesca que se podía apreciar en el antiguo Puente de Madera de Chambacú, toda esta abundancia era evidencia de la irrefutable vivacidad del ecosistema, lo cual era un verdadero patrimonio natural de la ciudad y el cual está siendo destruido, con inescrupulosos rellenos y actos posesorios que son patrocinados por depredadores constructores que vestidos con linos de cuellos blancos, han encontrado en las autoridades y dirigentes locales una cómplice indiferencia que nos está matando a todos y la cual muchos no queremos entender, al no saber que el mangle y el agua que se forman en este espacio, es vital para el oxígeno que respiran día a día los pulmones de los cartageneros.


Los manglares que componen el caño de Juan Angola, por su característica asociada a la baja salinidad de suelos presentan alturas promedio de 22 metros (m) y producen, a nivel de sus raíces, 1,5 más biomasa que las de humedales con salinidad estándar, cuyos árboles tienen alturas de 7,7 m.


La producción de biomasa es importante por varios factores, uno de ellos es la acumulación de carbono; adicionalmente, los estudios efectuados a estas especies y ecosistemas, presentaron mayor producción de hojas y flores”.


Desde las sedes Caribe y Bogotá, la U.N. ha venido trabajando en manglares de agua dulce, un ecosistema extraño en el contexto mundial, que presta importantes servicios al medioambiente, como prevenir la erosión costera, regular la calidad de las aguas adyacentes y producir oxígeno.


El mundo tiene una cobertura de 137.600 kilómetros km2 de manglares en 118 países. En el Caribe colombiano, tanto insular como continental, hay 820 km; y en el Pacífico hay 2.838 km, que representan el 78 % de este ecosistema en el país.


Los mangles que custodian el caño de Juan Angola, son unos centuriones incansables que protegen el medio ambiente, su valor ambiental es reconocido desde hace cientos de años, tanto es así, que los primeros exploradores europeos se sorprendieron al ver "bosques en el mar". De esos árboles, los nativos cosechaban ostras. En pleno siglo XXI los manglares tienen una función vital: son un importante escudo contra el cambio climático, pero hoy en día, para políticos oportunistas, gerentes locales y funcionarios públicos y autoridades locales se ha convertido en una fuente de enriquecimiento ilícito, que funciona recibiendo dádivas a cambio de contribuir con tramites amañados con apariencia de legalidad, permisos espurios, archivo de denuncias que favorecen la causa de quienes se pretenden apropiar y urbanizar al margen de la ley en este cuerpo de agua o en espacios públicos en detrimentos de los recursos naturales, que si son un verdadero patrimonio de la humanidad el cual no tiene quien lo proteja.


Pregunto qué han hecho las autoridades judiciales, ambientales, los entes de investigación y de control? - la respuesta es nada; No hace falta mas que hacer un recorrido por la margen del caño de Juan Angola, desde el sector de Chambacu y podemos apreciar sin necesidad de ser historiador, ni ambientalista, ni mucho menos un experto en urbanismo, para poder notar el relleno y destrucción del caño de Juan Angola, como consecuencia de la ambiciosa construcción privada.


Hoy el Caño de Juan Angola, es una tristeza, es la afrenta más grande que lleva sobre su cabeza el cartagenero. Por la desidia de los gobernantes, con cierta parte de los ciudadanos, las aguas se han secado, las agujetas, las medusas, los barbudos, los pipones, los guabinos, las anchovas, los chorlitos, las tangas, los macabíes, los jureles y demás peces marinos. ¡Ya no están! Ahora sobrenadan en este residuo de agua, bolsas y botellas plásticas, cajas de icopor y bostas fétidas que entorpecen el olor de las algarrobas.


Pero, hay esperanzas en la recuperación del Caño, por la grandiosidad fecundante de la naturaleza y por la toma de conciencia del pueblo, ya que el pueblo se cansó de tanta corrupción y sobre todo que se maltrate el medio ambiente para el beneficio particular, por esta razón las gestas políticas próximas tendrán un gran voto de protesta que seguramente generara un cambio en contra de la clase dirigente tradicional.


Lo más indignante es que toda esta barbarie de corrupción, se lleva a cabo en la cara de todos los cartageneros, como haciéndole burla a todos los que transitan por este sector hasta llegar a la margen del caño de Juan Angola que bordea el sector del viejo barrio de Canapote y el sector de la antigua hacienda de Crespo, donde encontramos hasta estaciones de servicio las cuales se han convertido con el paso del tiempo en grandes centro de comercio que todos los días aumentan sus linderos estrangulando el cauce natural de nuestro moribundo caño de Juan Angola.


El relleno del cauce de Juan Angola y el relleno de la ciénaga de la virgen, ha ocasionado que épocas de invierno se inunden las vías de Torices y la avenida Santander a la altura de la bomba de gasolina que está creciendo hacia todas sus latitudes. a orillas del cuerpo de agua.


Si nos dirigimos por el barrio de Torices, rumbo al sector del Cabrero, la escena no deja de ser sorprendente, al encontrar la imponente actividad de construcción de inmensos edificios, cuyos linderos se ven engrandecerse sobre las aguas de Juan Angola, sin que haya una autoridad ambiental, marítima, judicial o administrativa que ejerza sus funciones; Esto es un verdadero delito o mejor dicho un motivo para escandalizarnos verdaderamente por una afectación patrimonial, pero esto quizás no tiene importancia política, porque el cuerpo de agua y los mangles de Juan Angola, no generan ingresos económicos de la Unesco y al final no sirven para que nuestros funcionarios “Gasten”.



 
 
 

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