Los Barrios de Cartagena Azotados por los “Motorrateros”
- Revista Caribe
- 26 mar 2018
- 3 Min. de lectura
En Cartagena no hay seguridad, por eso no de "Papaya".
El miedo se apodera todas las mañanas y las tardes de los cartageneros que pretenden emprender la hazaña de salir de sus casas a estudiar o trabajar. Ya se ha vuelto casi que una costumbre esconder el teléfono o disimular el bolso, para que no resulte ser objeto de un rasponazo de un amigo de lo ajeno.
Lo peor de todo es que a los ciudadanos de bien no se les permite portar su arma legalmente adquirida, con la cual podría ejercer la legitima defensa de su integridad personal y patrimonial, como si se le quisiera dejar indefenso ante los delincuente que siempre pasean armados y hacen sonar sus motos de día y noche de una forma intimidante y lo peor ante la indiferente mirada de las autoridades.
Cartagena es el paso casi que obligado o el trampolín de los altos mandos policiales que van en busca de ascenso, pero paradójicamente es una de las ciudades en las que la inseguridad es cada día mucho mayor y el crimen es cada día más general.
Hace 20 años Cartagena se caracterizaba por ser una ciudad tranquila, segura donde los turistas venía a escapar de la violencia de otras latitudes y donde hasta los nativos y criollos cartageneros lucían sus cadenas y alhajas de oro de gran anchura con esa petulante elegancia de pecho abierto, sin el temor que un envidioso tratara de arrebatarla.
Hoy en día a Cartagena, le han robado hasta esa mágica tranquilidad que la caracterizo por muchos años y sus niveles de inseguridad se compara con las favelas Brasileras o el Medellín de los años 90, donde la violencia se hizo cultura urbana y la desconfianza un requisito para mantenerse vivo.
Con la falta de gobernabilidad y la reinante corrupción en la administración pública de Cartagena, durante los últimos años, fue creciendo de manera rápida el uso de la moto como una alternativa informal de transporte, que fue escapando del control de las autoridades, por la falta de compromiso de los funcionarios de turno que eran encargados del control de la movilidad y por la negligencia de otros que llegaban al cargo público, sin ni siquiera tener claro el significados las señales de tránsito o conocer los barrios de Cartagena.
Hoy en día la inseguridad que se genera con el uso de la moto en Cartagena, se salió del control el orden publico y como dice la señora “Diana” una madre de familia de la zona sur de Cartagena, “el enano se les creció a las autoridades”, y es así , la falta de control efectivo de las autoridades a la circulación de motos y el poco interés en la aplicación de las restricciones a este tipo de vehículos en los sectores populares y áreas comerciales de Cartagena, se ha convertido en un flagelante de los cartageneros que habitan en los barrios como los Alpes, Trece de junio , Providencia, el Recreo Santa Mónica, Las Gaviotas, La Castellana, Almirante Colon, Torices, Paseo Bolívar, Canapote, sectores que presentan un gran índice de violencia y hurto a mano armada en los cuales se emplea la moto como medio de movilización delictiva.
Lo que muchos no entienden es porque hay ciudadanos o barrios que tiene mejor derecho a la seguridad y los protegen de la circulación de motos con parrilleros, mientras que otros sectores que incluso son más propensos a la delincuencia no reciben el mismo amparo de las autoridades Distritales y de policía.
Esto no es un secreto para nadie y parece ser un cuento recalcitrante en las esquinas de la ciudad, pero lo verdaderamente indignante es que no hay un comandante, ni un dirigente, ni un líder que haga algo por la ciudad en materia de seguridad, no existe una política seria, ni una estrategia diseñada por las autoridades que brinde una esperanza de cambio para los cartageneros, por eso no olvide que en Cartagena, no hay seguridad, así que no saque el celular en la calle, no deje elementos de valor en su vehículo, no retire grandes cantidades de dinero en efectivo, mantenga las puertas y vidrios asegurados en los semáforos, mejor dicho en la “Heroica” no se puede dar papaya, porque estamos sin seguridad.
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